“En fin, los que arruinan a la sociedad, a la ciudadanía, están en la calle y los jueces, tal y como se están desarrollando las cosas, más bien los veo en la cárcel. Si no hay jueces no hay condenas y algunos se podrán dedicar al robo y al pillaje sin el menor temor a ser juzgados y sentenciados”. Estamos asistiendo asombrados, pero totalmente impávidos, ante el hecho de ver a gobernantes que han llevado al país o a las comunidades autónomas donde han ostentado su presidencia, a la más miserable de las ruinas y como ejemplo voy a poner a Camps.
Comentarios
Primero fue Garzón, después lo será Elpidio José Silva, y otro que tiene muchas posibilidades de que le pueda ocurrir lo mismo es el juez José Castro, el que lleva la instrucción del caso Urdangarín, y que pretende entender también en la participación de la Infanta Elena (...) Se comienza por los ceses y se acaba, en un futuro no muy lejano, internando en prisión a cualquier juez que se atreva a meterse con los poderosos prohombres que hay en este país. Es muy posible que la cárcel no sea solo para los delincuentes, para los pequeños malhechores, claro, sino también para esos jueces que pretendan a toda costa mantener su profesionalidad y su dignidad personal.
Las normas para evitar los excesos de los jueces son aprovechadas por los políticos para anular actuaciones incomodas. La justicia tiene dificultades para lograr condenas en el oscuro mundo de la corrupción, donde imperan todo tipo de intereses que la dificultan. Pero lo más preocupante es el poco apoyo ciudadano a los jueces maltratados y el mucho apoyo que tienen los corruptos que siguen en sus puestos políticos.