La sentencia es injusta, como la mayoría de las sentencias, porque el poder judicial no funciona al estar en manos de personas endiosadas que adolecen de profesionalidad y ni siquiera son conscientes del poder que ostentan porque desprecian los valores imprescindibles para llevar un proceso judicial de forma digna y responsable.
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La sentencia es injusta, como la mayoría de las sentencias, porque el poder judicial no funciona al estar en manos de personas endiosadas que adolecen de profesionalidad y ni siquiera son conscientes del poder que ostentan porque desprecian los valores imprescindibles para llevar un proceso judicial de forma digna y responsable.