Hace 11 años | Por --80001-- a alpoma.net
Publicado hace 11 años por --80001-- a alpoma.net

Pero, si hubiera que buscar un ejemplo clásico de ese tipo de construcciones autodidactas, sin duda habrá que acudir a un cartero francés que vivió entre 1836 y 1924. Atendía al nombre de Ferdinand Cheval y, salvo por ciertos toques de originalidad, o más bien de extravagancia, no parecía destinado a crear nada sorprendente hasta que un día tropezó con una extraña piedra. Bien, lo más seguro es que se trataba de una piedra corriente, pero por alguna razón a Ferdinand le llamó poderosamente la atención

Comentarios

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Muy bonito, la verdad.
Encontrar perlas así sigue siendo una auténtica maravilla de internet.

Y sería una excursión muy maja para unas vacaciones, ver algo que se salga de lo típico, original, con una historia indudable de esfuerzo y superación detrás, aunque lo mal llamen locura muchas veces. Que yo sepa este hombre no le hizo daño a nadie, pero a la que alguien no es un borrego y se sale de la manada, la mentalidad de rebaño de los mediocres lo califican rápido de loco.