Las luces y finos cables del puente Jindo, en Corea del Sur, están salpicados de un pequeño ejército de centinelas electrónicos, sensores diminutos y microprocesadores inalámbricos que supervisan la salud estructural del puente. La red analiza constantemente factores como la vibración, el viento y la humedad, e informa sin tardanza de cualquier anomalía a un ordenador que luego transmite los informes.
Comentarios
Fundamental, para que no pase esto. Los orientales como son, nos llevan años de ventaja