Hay algo que me gusta definir como El efecto vibrador. Este efecto no es más que las ganas extendidas de no querer trabajar por algo, en el caso del vibrador por el placer; en el caso de Latinoamérica por ganarse algún favor que beneficie a su propio país a costa de otro. En Venezuela, todos de alguna forma, pobres y ricos, se han beneficiado del efecto vibrador de la revolución de Chávez. Y con esto no digo que el beneficio sea positivo, son pequeños-grandes beneficios que poco a poco se han cargado a una nación entera.
Comentarios
¿Va de coña no?
Esta es probablemente la crítica más absurda e infantil al socialismo que he leído en mucho tiempo. Es una crítica cliché, pero redactada de una manera cutre y sin gracia, a pesar de que intenta hacerle la graciosa hablando de vibradores y sexo (''uy, miradme, que irreverente soy, hablo de vibradores'').
En fin, Huffington Post, tampoco se le puede pedir peras al olmo.