Hace 10 años | Por noticiaseko a science.time.com
Publicado hace 10 años por noticiaseko a science.time.com

En algún lugar en el curso de la evolución humana, nuestros antepasados europeos aprendieron a dejar la odiosa lactosa y el amor por la ubre. Los genetistas encontraron genes intolerantes a la lactosa en los huesos de sus antepasados hace unos 5.000 años. Un nuevo estudio arroja luz sobre nuestro amor repentino y misterioso por ella.