‘No tocar’. ‘Silencio, por favor’. ‘No pisar el césped’. ‘Prohibido hacer fotografías’. Los museos y monumentos están llenos de directrices que acompañan a las personas que las visitan. La mirada penetrante de los vigilantes nunca está lejos para asegurarse de que estas reglas se cumplan. Sus pasillos y paredes respiran solemnidad y seriedad. El disfrute se promueve desde una distancia prudencial.
No sé por qué pero se me viene a la cabeza la imagen de Aznar presentando una queja ante la empresa responsable: "¿Quién les ha dicho a ustedes que yo quiera permanecer en el césped?"
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No sé por qué pero se me viene a la cabeza la imagen de Aznar presentando una queja ante la empresa responsable: "¿Quién les ha dicho a ustedes que yo quiera permanecer en el césped?"