En plena explosión de Twitter, cuando esta plataforma social de microbloging era el “it place” de la Red, hubo un tipo que llegó a ofrecer hasta 250.000 dólares por sumar unos cientos de seguidores a su perfil. Aunque finalmente la propuesta no llegó a buen puerto, da una idea del valor que entonces -y no hace tanto- se le daba a tener el apartado de followers como el camarote de los Hermanos Marx.
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La mierda es buena, legiones de moscas la comen a diario.