Aplaudían, sonreían y se ponían en pie para felicitar y apoyar al líder, mientras, en las casas propiedad de los banqueros rescatados en las que viven a costa de hipotecas deshumanas los españoles, las manos no aplaudían sino que se iban a la cara para ocultar la tristeza, la desolación ante sus familias y soñaban despiertos con algún día tener, por fin, una cámara a la altura de los representados.
No nos representan.
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Aplaudían, sonreían y se ponían en pie para felicitar y apoyar al líder, mientras, en las casas propiedad de los banqueros rescatados en las que viven a costa de hipotecas deshumanas los españoles, las manos no aplaudían sino que se iban a la cara para ocultar la tristeza, la desolación ante sus familias y soñaban despiertos con algún día tener, por fin, una cámara a la altura de los representados.
No nos representan.