Condenados por estafa y falsedad en documento mercantil por el Tribunal Supremo, y absueltos dieciséis años después por el Tribunal Constitucional al haber prescrito los delitos, los Albertos renuncian a los cuatro millones seiscientos mil euros que tenían previsto sacarle ayer mismo al Estado por los daños morales y económicos sufridos. Son mis ídolos, oigan.