Ante las dificultades de integración de las minorías (básicamente, los musulmanes, que son los que nos dan miedo), las respuestas son reforzar el parapeto del catolicismo para protegernos de la “invasión” (opción ultraderecha) o bien ir cediendo espacios de poder con la esperanza de que se produzca una coexistencia armoniosa entre todas las religiones, el amor universal, las España de las tres culturas, todos juntos por la pradera con flores en el pelo mientras fumamos hachís traído en el culo de uno de esos musulmanes que tanto necesitan...