Publicado hace 15 años por tollendo a vivirdebuenagana.blogspot.com

El corrosivo escritor norteamericano H. L. Mencken sostenía que el puritanismo consistía en el miedo aterrador de que alguien, en algún lugar, pueda ser feliz. La expresión de un gozo está mal vista, pero no hace falta ser filósofo de renombre para concluir que lo que le sucede al puritano es que envidia a quien tiene la posibilidad de saltarse a la torera la moralidad general, las normas de conducta que constriñen libertades elementales y la mojigatería hecha templanza. Por eso pide su castigo.