Desde el momento en que un niño ingresa a un hogar se ve confrontado a una de las mayores ansiedades que puede experimentar una persona, cualquiera sea su edad. El niño debe ser separado de sus progenitores e ingresar a un hogar que le resulta completamente desconocido. Sea como sea la experiencia de vulneración de derechos, el niño se incorpora a un sistema o a una red de personas que le es absolutamente ajena y no tiene, en un comienzo, buenas razones para confiar en esta.