El cinturón de castidad fue “una fantasía del siglo XIX ideada para avivar la imaginación de los lectores”, según cuentan John Lloyd y John Mitchinson en “El pequeño gran libro de la ignorancia”. De hecho, si el suspicaz cruzado hubiera tenido la idea de dejar a su mujer con un cinturón de castidad lo más probable es que a su retorno hubiera encontrado a la pobre muerta, víctima de una infección, a no ser que la cruzada en cuestión durara menos de una semana.
Comentarios
Que siempre a habido manitas para abrir cerraduras señores.