Hace 11 años | Por --55420-- a elpais.com
Publicado hace 11 años por --55420-- a elpais.com

Puesto que la clase política no asume la obligación de recoger la basura propia, es posible que la ciudadanía decida quemarla en medio de las plazas con un ritual público de exorcismo y purificación del sistema. Se acerca el momento en que una chispa, cualquier desgracia imprevisible, puede sintetizar toda la frustración, la cólera y el odio suspendidos en el aire y producir una descarga explosiva, que se llevará por delante, no solo a esa pandilla de políticos golfos, sino el sueño de un país que un día apostó por la libertad y la democracia.

Comentarios

D

Sí, pero yo ya no sé qué más hace falta para que todo explote; bueno, sí: que ocurra cualquier desgracia “imprevisible”...