La susceptibilidad de cada ser humano al dolor depende en gran medida de la composición genética del organismo, pero apenas se dispone de información sobre "genes del dolor" concretos y su funcionamiento. Un equipo de científicos se propuso resolver este rompecabezas y para ello investigó la relación entre el dolor y las variaciones genéticas. De este modo averiguaron que ciertas personas con variaciones leves en determinado gen presentaban diferencias en cuanto a su propensión al dolor agudo y crónico