Admitámoslo ya: por mucho cariño que le tuviéramos a sus personajes, Hanna-Barbera era una auténtica productora de churros, que ofrecía a las TVs un producto barato y que entregaba a tiempo a cualquier precio. Pero es ese entorno de trabajo a destajo el que hace aún más maravillosa la creación de personajes como Los Picapiedra, Scooby Doo o Maguila el Gorila. Pero por cada triunfo había una buena ristra de fracasos. Y más que justificados.
Comentarios
yo de pequeño pensaba que Hanna Barbera era una señora jajaja