Grant Morrison despertó y se inventó Los Invisibles. Tituló el principio de esta historia "Sin blanca en el cielo y el infierno", toda una declaración de intenciones. Y creó a Dane McGowan. Le dio a elegir. Lo puso en la encrucijada y lo salvó de sí mismo, de la realidad tal y como la conocemos, para mostrarle qué hay detrás de las palabras.
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La gente nos mira y ve a los pobres y a los locos, pero nos mira a través de los barrotes de sus jaulas.