Empleados mayoritariamente como herramienta militar, con las mejoras técnicas y abaratamiento, han ido evolucionando hacia usos lúdicos y por fin la Ciencia está sacando también partido de ellos. De hecho, poseen su propia nomenclatura en los círculos científicos; UAV, Unmanned aerial vehicle (vehículo aéreo no tripulado), ha sustituido a dron. Suponen una vía eficiente para ayudar a investigar en los polos, el vulcanismo o la biología salvaje, entre otros. Allá donde el ser humano no puede llegar o donde corre peligro, mejor mandar un dron.
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El día que a Google se le ocurra, tendremos Google Maps actualizado semanalmente con resolución de 10 metros o menos. Y el Street View seguro que es más barato capturarlo con cuadricópteros que se metan en cualquier parte, que con un tosco coche lleno de antenotas que sólo puede ir por las calles anchas.