El Sol y la Tierra vibran al unísono, unidos en al distancia, según una oscilación que nace en el interior de nuestra estrella, pero que se transmite por acción del viento solar y el campo magnético asociado a él. El satélite Ulysses, que lleva varios años viajando de polo a polo del Sol, ha escuchado esta "canción". Los instrumentos de esta sonda, lanzada en 1990, nos proporcionan ahora unas medidas precisas de las oscilaciones en el viento solar, que son las que, al interactuar con la magnetosfera terrestre, dan lugar a que la Tierra resuene.