Autoridades federales y estatales investigan a bancos de Estados Unidos por sus fallidos mecanismos contra el lavado de dinero y que habrían permitido transacciones de terroristas y narcotraficantes. La medida podría ser "la campaña más agresiva contra el lavado de dinero en décadas con la intención de enviar una señal a los bancos más grandes del país de que un débil cumplimiento de la ley es inaceptable".