Para eliminar conflictos de interés, la administración Obama está a punto de exigir a las farmacéuticas que hagan público los pagos que hacen a los médicos por investigación, consultoría, conferencias, viajes y entretenimiento. Existen numerosas evidencias de que tales pagos pueden influir en las decisiones de los médicos en cuanto al tratamiento a recetar, y contribuir así al aumento de costes, fomentando el uso de medicamentos y dispositivos médicos más caros; y también a su uso de forma más arriesgada, como recetar antipsicóticos para niños.