La creación literaria es un proceso agónico. Pero en Cuba, bajo las condiciones actuales de enbargo/bloqueo y de los ingentes esfuerzos por mantener viva la Revolución; el escritor es empujado a la siguiente encrucijada: mantener a toda costa la calidad literaria o producir folletines para complacer a uno de los dos polos políticos que que se disputan la posesión de la isla.