Hace 11 años | Por neyla a sociedad.elpais.com
Publicado hace 11 años por neyla a sociedad.elpais.com

El consumidor es el acreedor más débil cuando se produce una insolvencia. Recuperar el dinero supone ponerse a la cola en complejos procesos judiciales. Muchos no llegan a cobrar nunca. El problema es cuando se trata de un servicio pagado y no disfrutado. Aquí la reclamación entra en otro nivel. Casi ningún sector tiene sistemas de protección económica para garantizarles el servicio a sus clientes. Y los que sí están obligados a tener algún tipo de garantía, como las agencias de viajes, no los cumplen.

Comentarios

noexisto

"La garantía de dos años sigue vigente y deberá asumirla el fabricante del producto..." Nos puede ocurrir a cualquiera. Ya no hay empresas grandes; o tienen beneficios o quiebran (la banca no la incluyo porque es una actividad de riesgo subvencionada, visto lo visto) Recomiendo la lectura.

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