De un tiempo a esta parte, los ránkings internacionales de las mayores empresas en bolsa han empezado a colorearse de otras tonalidades. El rojo de la bandera china se ha colado en el escenario y, para muchos, terminará siendo la pintura dominante en el futuro. La irrupción durante los últimos años de las grandes compañías chinas ha minado la histórica hegemonía norteamericana en el parqué.
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La explotación sin consecuencias penales ni incluso administrativas siempre ha sido un valor al alza.