Una chica y un chico se erigen detrás de un escaparate. Al otro lado del cristal, una interfaz con caras de tristeza, enfado, felicidad y amor permite controlar las emociones de cada uno de los maniquíes humanos. Una escena que, según Jorge-Yamam Serrano, creador y protagonista de esta iniciativa junto con Laura Barba, no dista mucho de la vida real.