Publicado hace 10 años por Bender_Rodriguez a diariodesevilla.es

La propia conciencia de las víctimas de no estar siendo esclavizadas es uno de los principales problemas con los que se enfrenta la Policía a la hora de perseguir a las mafias que se dedican a la trata de seres humanos. Las mujeres que son obligadas a prostituirse suelen padecer una especie de síndrome de Estocolmo. A veces llegan a creer que su explotador las ha sacado del último pueblo más mísero de su país de origen y las ha llevado a Europa, donde no pasarán hambre y podrán vivir cómodamente en el futuro y ayudar a su familia.