Hace 13 años | Por --136875-- a directoalpaladar.com
Publicado hace 13 años por --136875-- a directoalpaladar.com

Es la máxima distinción a la que puede aspirar un restaurante; ser tocado por la punta de una estrella Michelín da prestigio pero también obliga a mantener un estándar de calidad que en algunos casos compromete y puede originar más de un apuro. Eso es lo que le ha pasado al restaurante francés Le Lisita, propiedad de Olivier Douet et Stéphane Debaille, que tras recibir una estrella en 2006, cinco años después han tenido que recapitular para reconocer que les es imposible mantener ese nivel de exigencia, pasando a reconvertir el negocio....