Hace 12 años | Por llamamepanete a blogs.elpais.com
Publicado hace 12 años por llamamepanete a blogs.elpais.com

Allá donde el tráfico respira mínimamente, como un pez gordo y cansado que abre sus branquias para seguir boqueando, el taxista se cuela como una flecha para adelantar unos metros de asfalto. A él y a su cuadrilla de Ángeles del Infierno, que en vez de californianos son mexicanos, y que no cabalgan en Harley sino en coches más o menos ramplones, la gente los conoce como los taxistas kamikaze, o taxistas de la muerte. Pero estos motes son exagerados, como tantas otras cosas en una ciudad tan excesiva como el DF.