A los cordobeses nos vinieron a la memoria las palabras de Hemingway dirigidas a un amigo durante su estancia en París allá por los años 50. Porque Córdoba era una fiesta. Las previsiones más optimistas no podían imaginar esa respuesta. Lo de esta histórica noche fue sorpresivo para los ojos del aficionado que siempre ha pensado, desde el intimismo que anima su devoción flamenca, que las grandes masas suelen movilizarse por otros acontecimientos en lo que el hecho flamenco, salvo raras excepciones, se ubica fuera de esos esquemas.
Comentarios
O me lo demuestran en plan manifestómetro, con planimeter incluido, o no me creo ná