Un químico inglés, afecto al espiritismo, anuncia el descubrimiento de ciertos rayos llamados catódicos y los propone como un nuevo estado de la materia. Científicos en todo el mundo se lanzan a la experimentación. Aunque los rayos no resultan ser tales, la prometedora materia radiante no tiene nada de nuevo, y la comunicación con los espíritus no se logra, su trabajo conduce a grandes descubrimientos científicos: los rayos X, la radiactividad, y el electrón.
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De cómo la ciencia aparta la superstición.