En los inicios de Internet parecía comprensible que la gente se creyera los mensajes en cadena que comenzaban a correr por la red. "Si quieres salvar a Pedrito, bebé pendiente de una operación, envía este mensaje a 50 direcciones con copia a...". El ingenuo internauta enviaba el mensaje, engrosando así la lista de correo del pirata creador de dicha cadena. Y, el pirateo con las cadenas de mensajes falsos no ha hecho más que crecer.