Sé que parecerá una tontería pero, como arquitecta, me sentía más segura sabiendo que Higueras seguía vivo. Él era un referencia como arquitecto, como artista e incluso, aunque sea difícil de entender, como persona. Se está acabando una época dorada de nuestra arquitectura. La recordaremos cuando ya no quede nadie para contárnosla en primera persona.