La contribución científica de Marie Curie al esfuerzo de guerra se basó en la aplicación de unas radiaciones que habían sido descubiertas veinte años antes por el físico Wilfred Conrad Röentgen: los rayos X. Algunas de sus principales propiedades de los mismos como eran su gran poder de penetración, el efecto luminiscente, o el efecto fotográfico, les conferían una gran utilidad en el diagnostico médico.