La dolencia intestinal, incurable y muy agresiva, no deja de crecer en España y afecta a 2.200 menores. Que las heces de un niño de 3 o 4 años contengan sangre, asusta. Que el niño empiece a perder peso pese a no comer menos y no tenga fuerzas más que para pasar el día acurrucado en el sofá de casa, activa el terror en sus padres. Relacionada: Se triplican los niños con enfermedades inflamatorias intestinales