Para ganar la guerra en Sri Lanka, escogieron el manual de Vladimir Putin en Chechenia y lanzaron la ofensiva "nada puede quedar en pie". Se trata, en esencia, de bombardear al enemigo sin preocuparse de los civiles, las aldeas, los refugiados o las consecuencias humanitarias. No es de extrañar que los arquitectos de esa victoria, el presidente Mahinda Rajapakse y el general Sarath Fonseka hayan seguido peleando incluso después del triunfo. Esta vez, entre ellos.