Recuerdo que la peor experiencia de mi vida, incluso peor que el secuestro de mi padre, fue rodar ‘Mimic’ (id, 1997), porque lo que me estaba pasando a mí y a la película era mucho más ilógico que un secuestro, que es brutal, pero al menos existen ciertas reglas. Cuando recuerdo ahora ‘Mimic’, lo que veo es el dolor de una criatura increíblemente defectuosa que podría haber sido bella.
Comentarios
Cuántas obras prometedoras se han cargado productores abusivos.