Si hablas de tu propia muerte en televisión, estás hablando ya como cadáver voluntario: te sientes ya fiambre. Gadafi ha elegido incluso mausoleo (aquella vieja residencia bombardeada por Reagan, que seguro repara cada año para mantener su aspecto), y no saldrá ya de estas ruinas: la televisión le ha clavado a ellas como una chincheta clava a una mariposa muerta en un corcho.
Comentarios
Bellas palabras mientras nos codeamos con Obiang.