Queremos compartir con ustedes, el poema "Habria que sembrar Girasoles" del Poeta Nicaraguense y gran ausente en el festival de poesia de Granada, Francisco Ruiz Udiel, quien a muy temprana edad fallecio iniciando este nuevo Año 2011 y de quien orgullosamente de ser Nicaraguense compartimos un poco de su obra poetica, parte del legado poetico que nos deja. Revista Caites, comparte contigo este bello poema, te invitamos a ver el vídeo clip desarrollado en la ciudad de Managua, Nicaragua, puedes decirnos si te ha gustado o comentar si lo deseas.
A Vincent Van Gogh
Habría que sembrar girasoles
a lo largo del camino,
sembrarlos en la tierra,
en la ciénaga, en el barro,
plantarlos bajo el odio,
como se planta el fuego.
Habría que sembrar girasoles
aunque la tarde prosiga
con su rumor de polvo.
La caverna está en el centro,
y tras los días, los girasoles
subvierten al desprecio,
pero habría que sembrar girasoles, digo,
—no por insistencia—
sembrar girasoles con afán
de prolongar partidas,
regarles la noche con ajenjo,
cubrir de arena la sorda vida.
Habría que sembrar girasoles de pesadumbre,
de tallos largos que sostengan
la gravedad del hombre,
sembrarlos a lo largo del camino,
plantarlos en los techos de las casas,
en todas partes, con su luminosa forma.
Si hacemos esto,
de aquí a veinte años,
aprenderemos a dar abrazos a las piedras
antes de arrojarlas al Sol.
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HABRÍA QUE SEMBRAR GIRASOLES
A Vincent Van Gogh
Habría que sembrar girasoles
a lo largo del camino,
sembrarlos en la tierra,
en la ciénaga, en el barro,
plantarlos bajo el odio,
como se planta el fuego.
Habría que sembrar girasoles
aunque la tarde prosiga
con su rumor de polvo.
La caverna está en el centro,
y tras los días, los girasoles
subvierten al desprecio,
pero habría que sembrar girasoles, digo,
—no por insistencia—
sembrar girasoles con afán
de prolongar partidas,
regarles la noche con ajenjo,
cubrir de arena la sorda vida.
Habría que sembrar girasoles de pesadumbre,
de tallos largos que sostengan
la gravedad del hombre,
sembrarlos a lo largo del camino,
plantarlos en los techos de las casas,
en todas partes, con su luminosa forma.
Si hacemos esto,
de aquí a veinte años,
aprenderemos a dar abrazos a las piedras
antes de arrojarlas al Sol.
Francisco Ruiz Udiel
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http://www.publications.villanova.edu/naufragios/2009-02/poesia/ruiz-udiel-0910.html
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