Dice el repórter Tribulete este: «El viento sopla con una fuerza increíble, hay momentos en los que es imposible permanecer de pie aquí. El viento lanza la arena a más de 60 kilómetros por hora. El viento se llevó los parasoles y los turistas tuvieron que irse apresuradamente.» Lástima del fulano que sale por allí a la derecha dándole patadas a la arena.