Hace 14 años | Por radalon a heraldo.es
Publicado hace 14 años por radalon a heraldo.es

El dolor por la pérdida de un ser querido en los más cercanos puede disculpar, en parte, algunas actitudes. Respecto a los demás, no hay disculpa posible. Acusar a Pauner y Oiarzabal de no haber hecho lo suficiente por su compañero, de abandonarlo a su suerte, es una injusticia mayúscula. Una canallada. No solo hicieron todo lo que pudieron por salvar a Tolo, sino que arriesgaron su vida permaneciendo en el campo 4 en condiciones lamentables. Y lo hicieron porque, para ellos, Tolo era especial.

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