Hace 12 años | Por sivasalhort a books.google.com.ar
Publicado hace 12 años por sivasalhort a books.google.com.ar

Himmler dio la sensación de lo que es: un hombre fuerte, un hombre duro y un pedante inmenso. Todos teníamos, me decía el padre abad, la sensación de que nos haría colgar a todos sin pestañear. [Memorias de Cambó - Trad. en #1]

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#2 No obstante #0 a mi no me permite verlo. Dice que he llegado al limite visualización del libro.

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Solo deja ver parte del libro.

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He recibido la visita del padre Antoni Marcet, el ilustre abad de Montserrat, émulo contemporáneo del famoso abad Oliva.

Hemos hablado de Montserrat, de la tarea de cada uno de esos hombres remarcables; de Cataluña; de Paquita Verdaguer. He tenido un gozo inmenso al saber que, como yo mismo, Montserrat está preparando volúmenes en catalán de emprender una gran actividad cultural en el momento en que desaparezca o se atenúe la estúpida persecución cultural contra la lengua catalana.

El P. Marcet, en el curso de la conversación, me ha hablado de una visita que, ya hace muchos meses, hizo Himmler a Montserrat. Me ha interesado mucho más que la relación de la visita de Franco, a pesar de la información recogida entonces, que se estaba atenuando su fobia catalana.

Himmler vino a España cuando mayor era el prestigio alemán y mayor la presión que tenía que soportar España. Fue con cincuenta hombres que debían diseminarse por España para organizar la policía bajo el modelo de la Gestapo. Himmler fue recibido con los máximos honores, como si fuese un soberano. Todas las autoridades fueron a recibirlo y constantemente le rendían homenaje.

Himmler dio la sensación de lo que es: un hombre fuerte, un hombre duro y un pedante inmenso. Todos teníamos, me decía el padre abad, la sensación de que nos haría colgar a todos sin pestañear.

Visitó todas las dependencias del monasterio. En la biblioteca expresó mas sorpresa que disgusto que no hubiese una biblioteca nazi, especialmente de las obras de Rosenberg: prometió que la enviaría.

Visitó el museo Prehistórico; delante de un esqueleto neolítico dijo sentenciosamente: "Un esqueleto ario." Delante de la reconstrucción del templo de Salomón exclamó: "El primer banco del mundo." Y así, secamente, solemnemente, iba debitando las tonterías en forma de sentencias.

Himmler no conversó; lanzaba afirmaciones y sentencias a las cuales no admitía réplica: los alemanes que le acompañaban ya estaban habituados a no hacer otra cosa que asentir; los no-alemanes se habituaron enseguida.

Y este es, después de Hitler, el segundo hombre más fuerte de Alemania, de la Alemania culta que habíamos conocido. Y si Alemania triunfa, este hombre ejercería sobre todos los europeos un poder sin límite. Nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestra vida estaría a su merced!!!