El Hombre reflexiona un momento y luego responde: —Bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno. Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja y baja hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de porquería y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.
Comentarios
Je, je. Sí.
Muy acertado, aunque a mi no me sirven los chistes para aliviarme.