Hace 17 años | Por --9113-- a noticiasdenavarra.com
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Según cuenta la historia de San Adrián, Doña Urraca, descendiente del Rey de Navarra, recobró la vista a su paso por la ermita de la Virgen de Palma, situada entonces en el lugar denominado popularmente Rebote. En agradecimiento por el milagro sucedido allí, regaló a la localidad unos huesos de santos mártires desconocidos, procedentes de las catacumbas romanas: las Santas Reliquias.