¿Cómo es posible que más de dos décadas de prosperidad, los mejores momentos de la economía española, hayan pasado de largo por este lugar sin apenas dejar rastro?. Sin lugar a dudas una de las causas principales está en el desinterés en el fomento de la implantación de empresas a cargo de los dirigentes políticos locales, claramente en favor de la desaforada y masiva construcción de pisos que reportaba, en apariencia, beneficios más rápidos, el “ladrillazo”.