En experimentos previos, David Nutt, presidente de la Asociación Británica de Neurociencias, encontró que la psilocibina atenuaba el funcionamiento de una zona del cerebro conocida como corteza cingular anterior, que suele presentar alta actividad en gente con depresión. Nutt planeaba investigar los efectos de la psilocibina en el tratamiento de formas severas de depresión, pero no contaba con que los científicos necesitan un permiso especial para utilizar psicoactivos en investigación y la psilocibina es ilegal en el Reino Unido.