Hace 11 años | Por pablicius a fressoz.blog.lemonde.fr
Publicado hace 11 años por pablicius a fressoz.blog.lemonde.fr

El artículo analiza la situación política de Francia, afirmando que a ambos les falta "un fundamento ideológico sólido en el que basar su acción", lo que acaba conllevando "un vacío que mina todos los resortes de la acción pública". Traducción completa en comentario 1.

Comentarios

D

#0 Hacer comentarios en la entradilla es microblogin.

pablicius

#2 ¿Contento ahora?

D

#3 No es nada personal ni que me cause alegría, se trata de que todos cumplamos las normas.

pablicius

TRADUCCION DEL ARTICULO

Jean Pierre Raffarin, a quien hemos conocido con más mesura, mencionaba esta semana “la amenaza de la revuelta” que pesa sobre el país.

Aun no hemos llegado ahí evidentemente, pero la dificultad que encuentra la UMP para canalizar la cólera de los que se oponen al matrimonio gay, el hundimiento en el que se encuentra el gobierno combinado con el shock moral que le causa el caso Cahuzac invitan a estar atentos.

Los gobiernos, a largo plazo, están a merced de una multitud de cóleras, sin haber puesto demasiados medios para responder. El impass económico y social se añade a una parada ideológica que es más inquietante porque afecta a ambos lados.

Once meses después de su derrota, la derecha sigue sin ser capaz de analizar las causas ni de proponer una visión sobre la que debería reconstruirse. Ofrece, en su vacuidad, una puerta a los extremistas.

Once meses después de su elección, François Hollande se ha limitado, para evitar la explosión de las izquierdas, a una política económica ni-ni (ni austeridad ni crecimiento) de perfil bajo. Su falta de proyecto le da juego a los extremistas.

En un país que, de nuevo, roza la recesión, este doble impass es peligroso. No proviene solamente del pobre trabajo realizado en los últimos años por los partidos en el gobierno. Resulta de la simultaneidad de los shocks (financiero, productivo) que encajan al pais, y que hacen parecer a la acción de gobierno, con el tono de las Danaidas.

Desde 2010 se han tomado decisiones para reducir el déficit y dopar la competitividad, pero es como si no sirvieran para nada, porque uno tras otro los parches saltan, desvelando la amplitud de los estragos, que se remontan a tiempo atrás.

La idea recurrente de un gobierno de unión nacional para remontar la crisis y depurar cuentas surge de esta triple coincidencia: fronteras ideológicas imprecisas, la impresión de un impotencia mortal, y la necesidad de un impulso.

Nada indica de todas formas que un equipo formado así, en un maremagnum total de la separación izquierda/derecha, tuviese mejores resultados que los otros. Le faltaría como a los otros un fundamento ideológico sólido en el que basar su acción, y los extremistas pronto denunciarían “un gobierno de técnicos impuestos por Bruselas”.

Este es el motivo por el que hay rehabilitar la batalla ideológica cuanto antes. Como afirmación de la política y barrera anti extremos, como asunción de la realidad y como búsqueda de soluciones francas.

Todos los que gobiernan saben que el modelo francés está por reconstruir, pero ninguno ha encontrado las palabras para batir al otro. El resultado es un vacío que mina todos los resortes de la acción pública.