Un funeral de Estado sí, pero de segunda clase. Así se podría calificar la ceremonia con la que el Gobierno italiano ha despedido a las 366 víctimas mortales del naufragio de Lampedusa. La ausencia de algunos de los supervivientes, que por su parte lanzaron flores al mar en Lampedusa en recuerdo, ha generado también protestas ya que si estaban autoridades eritreas de las cuales huían muchos de ellos.
A los muertos les habrá encantado el funeral, pero a los vivos nos repugna. El último detalle de sadismo, ese de invitar a su funeral a las personas de quienes huían los inocentes, es la escena genial de una película donde triunfa el mal.
En la Grecia homérica, un rico tenía mucha más solidaridad con un rico extranjero que con un pobre de su ciudad. En Italia un político actual tiene mucha más sensibilidad con un político de Eritrea que con un pobre de Italia, así que ¿por qué iban a tenerla con un pobre extranjero?
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A los muertos les habrá encantado el funeral, pero a los vivos nos repugna. El último detalle de sadismo, ese de invitar a su funeral a las personas de quienes huían los inocentes, es la escena genial de una película donde triunfa el mal.
En la Grecia homérica, un rico tenía mucha más solidaridad con un rico extranjero que con un pobre de su ciudad. En Italia un político actual tiene mucha más sensibilidad con un político de Eritrea que con un pobre de Italia, así que ¿por qué iban a tenerla con un pobre extranjero?