Hace 16 años | Por --90321-- a publico.es
Publicado hace 16 años por --90321-- a publico.es

Jorge Semprún (Madrid, 1923), escritor, ex ministro de Cultura, superviviente del campo de concentración de Buchenwald. A sus 85 años, en su rostro no asoma ni un ápice de decepción por lo vivido, si acaso una concentrada lucidez por lo que está pasando en Europa, cuestión que, por otra parte, atraviesa toda su obra. Semprún, que reside en París, tiene un rostro grave que aún se ilumina cuando se lo desafía intelectualmente.

Comentarios

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En el artículo dicen que en Buchenwald se hizo comunista, pero en "La escritura o la vida" cuenta que ya lo era antes de que le atraparan. De hecho trabajaba para la rama comunista de la resistencia francesa. En wikipedia dicen: "Se afilia en 1942 al Partido Comunista de España. En 1943, tras ser denunciado, es detenido, torturado y posteriormente deportado al Campo de concentración de Buchenwald." http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Sempr%C3%BAn

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Y fue expulsado del PC en 1964, lo cual (desde mi punto de vista) le honra.

Sin embargo, tengo la impresión de que la entrevista es demasiado corta para tratarse de un personaje de su talla; me quedo, eso sí, con lo que dice en el siguiente párrafo, porque creo que podría servir de guía para muchos de nosotros:

A veces, lo mejor de la memoria es horrible, como un recuerdo del campo de concentración. La memoria histórica es otra cosa, incluso la desmemoria personal. Prácticamente todos los países de Europa tienen un problema con sus recuerdos. La historia del siglo XX en el continente es trágica y, por consiguiente, de necesidad de olvido, de desmemoria programada o espontánea. Francia no ha asumido aún el parafascismo de Vichy ni las guerras coloniales. En Estados Unidos no hay problemas, no hay recelo. Piense en la cantidad de películas y libros sobre Vietnam, o los que hay y habrá sobre la guerra de Irak. Allí no tienen ese problema de autocensura. En España, hemos tenido una necesidad vital de desmemoria porque teníamos que reconstruir algo entre todos, entre los hijos de unos y los hijos de otros. Ahora necesitamos reconquistar esa memoria. Estamos preparados para una memoria verídica. No trata de resucitar los odios, sino la verdad del pasado. Y hay que hacerlo desde el punto de vista de la verdad. La República tuvo actos reprobables, sí, pero el franquismo duró más.