La señora Ormiston (puritana) estaba enfurecida, pues el Empire (taberna) siguió funcionando como siempre. Se dice que le dijo a Churchill en público: “Si yo fuera su esposa, le pondría veneno en el café”; a lo que Churchill le respondió: “Y, si yo fuera su marido, me lo bebería”.
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Las frases de Churchill son magistrales.
La señora Ormiston (puritana) estaba enfurecida, pues el Empire (taberna) siguió funcionando como siempre. Se dice que le dijo a Churchill en público: “Si yo fuera su esposa, le pondría veneno en el café”; a lo que Churchill le respondió: “Y, si yo fuera su marido, me lo bebería”.